domingo, 25 de agosto de 2019

Sobre la Crítica Marxista, el Obrerismo y la Transformación Necesaria. (En respuesta a la “Crítica al Autonomismo” de Manuel Sutherland)



En la realización de toda crítica que, pretenda erigirse como un elemento profundo de comprensión de lo criticado, se debe partir por tratar de significar las características fundamentales que constituyen lo que se está criticando.  Ello en función de no caer en la tentación del sesgo de auto-confirmación propio de quienes militan en las corrientes dogmáticas de las distintas herramientas filosóficas de abordaje de la realidad. Asumiendo (no de manera dogmática) que el Marxismo es una de las más formidables de estas herramientas. Marx solía ser devastadoramente contundente cuando elaboraba alguna de sus famosas críticas, pero en esa elaboración, dejaba muy en claro un dominio profundo de lo que estaba criticando y eso ponía en segundo plano el estilo mordaz, a veces cruel e irónico y muchas veces ofensivo con el que realizaba tales críticas.

Quien elabora una crítica debe asumir la responsabilidad ética de plasmar de forma equilibrada las características de lo que va a proceder a criticar, renunciando a cualquier tentación ventajista y maniquea sobre la caracterización de lo criticado (aquello de no confundir la “crítica de la crítica crítica” con critica, critica, critica). De esta forma le otorga a su crítica una cualidad de equilibrio y elegancia que le brinda a quien la lea, un contexto que le permita significar con mayor profundidad el carácter y la dimensión de la crítica que se está realizando.

Marx era mordaz en sus críticas hasta el límite de lo peyorativo (pero era Marx; una inteligencia excepcional y hasta ahora muy incomprendida). Hay quienes al tratar de emularlo equivocan el camino de la crítica marxista (no confundir con Marxismo Crítico) creyendo que en lo peyorativo se encuentra lo mordaz, lo cual les lleva a suscitar un nivel bastante precario del debate, perdiendo de esta forma, la oportunidad de desarrollar un esfuerzo intelectual de mayor profundidad que, incluso, produzca aportes reales más allá de la mera repetición de lo que otros ya escribieron.


Sobre el Obrerismo

En nuestra experiencia durante el tránsito por la sección juvenil de una de estas organizaciones (la de mayor antigüedad) que según sus postulados luchan por la liberación del Proletariado, pudimos ver cómo la mayoría de sus operadores nunca llegaron a estar sometidos a las extenuantes jornadas laborales, con la exposición a ambientes tóxicos y hostiles que exigían la máxima dedicación y empleo de la capacidad física, para luego hacer interminables colas a la espera de medios de transporte, cuyas características acentuaban la condición de miseria del lugar a donde uno se dirigía para tratar de reponer fuerzas para asumir la jornada del día siguiente y de esta forma repetir y repetir tal dinámica, hasta el punto de ya no ser útil a quien te compra tu fuerza de trabajo. La mayoría de estos operadores de las organizaciones “pro-liberación del Proletariado”, nunca sabrán qué es lo que se siente estar atrapado en una dinámica que suprime cualquier posibilidad de esperanzas por escapar de esa espantosa situación, nunca han tenido que engañarse a sí mismo acudiendo a los juegos de azar, como sustituto de esas esperanzas. Y si alguna vez, alguno de ellos lo llegó a experimentar, es justo lo primero que olvidan en su nueva faceta de operadores “concientizados” de las organizaciones “pro-liberación del Proletariado”. Estos paladines del Proletariado, con sus categorías incomprensibles y sus afirmaciones rimbombantes, nunca lograrán algún tipo de identidad significativa con la Clase o Grupo Social que dicen representar y por ende los Proletarios tampoco podremos desarrollar ningún tipo de vínculos reales con ellos, que no partan de una relación de subordinación (clientelismo-asistencialismo) o rechazo.

En el Mito de la Caverna queda plasmado con mayor claridad este fenómeno: Los que sustraen al esclavo del resto de su grupo y luego le enseñan un conjunto de categorías y significados de una realidad, que el resto del grupo de esclavos desconocen por no formar parte de su realidad concreta, terminan por alienar al esclavo del resto de su grupo  (al que ellos ya consideran un grupo de alienados por su condición de prisioneros de la Caverna), al punto que no hay forma de que el esclavo “Liberado” (concientizado), pueda contribuir en modo alguno a la liberación del resto de su grupo. En conclusión: la alienación de Izquierdas es tan mala como la alienación de Derechas. Todo dogma es sinónimo de opresión y por ende, todo dogmático es un opresor en potencia. Todo instrumento de comprensión de la realidad, debe desarrollarse desde las condiciones concretas de quienes en ella existen, respetando sus experiencias y saberes previos ya que, es desde estos, desde donde se podrán construir los puentes necesarios para alcanzar una mayor comprensión de: en dónde se está (en qué tipo de realidad), de qué forma se está en esta (en qué condición se está), porqué se está en la condición en la que se está (causas y responsables) y finalmente, cómo transformar el modo en el que se está en esta (como lo diría Lenin: “qué hacer”).


Algunos Aportes para El Desarrollo de una Propuesta de Transformación de la Realidad que nos Contiene.

En nuestra búsqueda de respuestas a esta incógnita de ¿QUÉ HACER?, hemos logrado sistematizar un conjunto de planteamientos a los que dimos el título de: Autoliberación: Revolución Interna desde lo Colectivo (Edit. El Perro y la Rana 2012. Colección Alfredo Maneiro). Desde donde exponemos la posibilidad de desarrollar un enfoque de la realidad de tipo ascendente y colectivo, que implique la construcción de una subjetividad que permita el surgimiento de un nuevo actor histórico, con cualidades propias (Autónomas) para comprender y transformar las condiciones concretas de su entorno inmediato, y desde allí articularse (Articulación Productiva) con otros actores de características similares, produciendo un tejido social de orden ascendente que se consolide a sí mismo en la medida en que se consoliden sus mecanismos de articulación y acción conjunta, creando las condiciones concretas que permitan transformar en tiempo real y desde las escalas más inmediatas al sujeto, el estado actual de la realidad que nos contiene.
En síntesis, el Poder no se toma; se Construye y/o  De-Construye. Primero en las escalas más inmediatas al sujeto y desde allí, y de forma ascendente, a las escalas de mayor envergadura. 
Y como una última aclaratoria del presente escrito: El tipo de Poder al que nos referimos es al Poder Hacer Colectivo (Capacidad Colectiva y Articulada de Transformación de la Realidad) y no al Poder Sobre (Poder como Capacidad de Dominación de una Clase o Grupo Social sobre Otro, sea de Izquierdas o de Derechas).

Saludos.